Los impuestos franceses sobre las bebidas azucaradas gravan las bebidas que contienen azúcar añadido o edulcorantes artificiales. Se aplican en particular a los refrescos y las bebidas energéticas. El objetivo de estos impuestos es reducir el consumo de productos con alto contenido en azúcar y responder así a los problemas de salud pública.

La fiscalidad francesa sobre las personas, los bienes y las empresas es a la vez rica y compleja. Sin embargo, todos los impuestos se dividen en dos categorías principales, lo que permite establecer una distinción importante.